En respuesta a la reciente pregunta ¿y usted qué haría? que lanzaba públicamente el pasado 13 de septiembre el Consejero Insular de Movilidad, Carreteras e Innovación sobre el tren del sur, intentaré explicar algunas de mis opiniones contrarias al proyecto ferroviario presentado:
1.- Afirma el Consejero Insular de Movilidad que el tren del sur «no es una prioridad, pero sí una oportunidad” al ser el único proyecto del Cabildo que se encuentra actualmente redactado, lo que le permite teóricamente acceder a la financiación europea. En este sentido, doy gracias porque el nuevo consejero no encontrara totalmente redactado el proyecto, pongamos por caso, del túnel para unir los Valles de Güimar y La Orotava, que tanto defendió el Sr. Melchior durante su presidencia aún a sabiendas de su inviabilidad.
2.- Resulta evidente que la isla de Tenerife carece de un objetivo claro sobre a donde ir o cómo ser en el futuro, lo que explica las incoherencias y falta de planificación de políticas basadas en la improvisación, las presiones de sectores dominantes y las supuestas oportunidades de negocio. El tren del sur no deja de ser una obra más destinada a satisfacer los intereses de las grandes multinacionales de la construcción que van con su maquinaria y personal allí donde exista la posibilidad de darle uso, esto es, mover millones de metros cúbicos de tierras, perforar montañas, triturar roca, fabricar hormigón, logrando con ello suculentos beneficios económicos directos e indirectos a costa de los dineros públicos. Finalmente, algunas pequeñas empresas locales se ven temporalmente beneficiadas aportando algún personal, por lo general poco cualificado, camiones o quizás fabricando áridos.
3.- Como su propio nombre indica, el Mecanismo Conectar Europa se refiere a un instrumento financiero para desarrollar Redes Transeuropeas de Transporte, donde las Islas Canarias tienen poco o nada que aportar a la cohesión económica y territorial europea con sistemas ferroviarios insulares, aunque sí con otros sistemas de transporte aéreos o marítimos. Para el futuro de Tenerife, antes que un tren, resulta mucho más interesante, viable y conveniente solicitar que esos fondos europeos de recuperación, que incluyen la Energía y las Telecomunicaciones, se destinen a lograr en el corto plazo el objetivo del autoabastecimiento energético de la isla con fuentes renovables 100% o incluso a dotar al archipiélago canario de un satélite artificial propio destinado a las telecomunicaciones, la vigilancia del tráfico marítimo y migración, la previsión de incendios, el control de la circulación de vehículos, etc.
4.- El irreversible destrozo ecológico, natural, paisajístico y territorial que causaría el tren del sur a los largo de todo su trazado es muy considerable y a día de hoy inadmisible. Aunque las imágenes mostradas hasta la fecha intentan torpemente minimizar el impacto del tren, falseando la anchura de la plataforma necesaria o mostrando suelo intacto con grandes estructuras de hormigón encima, no impiden que nos podamos hacer una idea de la envergadura y gran destrozo medioambiental de las obras previstas en el proyecto que se pretende tramitar. Si las instituciones europeas tiene algún interés en hacer cumplir sus normas y directrices relacionadas con la conservación del medioambiente, sin duda el tren del sur de Tenerife no recibiría financiación alguna.
5.- La duración de las obras del tren se estima entre 7 y 10 años, tiempo suficiente para que los modos y costumbres en la movilidad cambien profundamente. Ante la falta de estudios imprescindibles para adoptar algún acuerdo con garantía, podemos encontrarnos en un escenario donde el tren no es usado según las previsiones, compitiendo en generación de déficit público con las guaguas y el tranvía, una herencia igualmente inaceptable.
6.- Según parece, nuestra economía continuará apoyándose fundamentalmente en el turismo y para mantenernos en primera línea tenemos la obligación de acomodarnos a las nuevas exigencias del sector. En este sentido, es nuestra responsabilidad mantener una coherencia entre lo que vendemos y lo que realmente ofrecemos, cuidando todos aquellos aspectos que puedan afectar negativamente nuestra imagen turística. Quizás el mejor ejemplo de lo que quiero decir lo tengamos en el Puerto de Granadilla, situado junto al aeropuerto, que es la principal puerta de la isla. Pues bien, a los 6 millones de turistas que nos visitan se les brinda como primera postal de llegada o última de despedida, la visión de una gran chatarrería marina para plataformas petrolíferas, cuando muchos se decidieron a venir por la publicidad engañosa de una isla paradisíaca. Con el tren al sur ocurrirá algo parecido pero mucho peor.
7.- Desde el punto de vista urbanístico, está claro que se pretende consolidar el sur de Tenerife como principal y casi único motor económico de la isla, lo que supone facilitar el rápido acceso de los residentes en otras zonas hacia los núcleos turísticos del sur donde se concentra el 80% del empleo. Ello explica obras como el Anillo Insular, la ampliación de carriles en las autopistas y también el tren del sur. Pero, como consecuencia del Covid-19, hemos descubierto al fin nuestra principal debilidad. Este modelo no funciona ni tiene futuro alguno. Todo lo que podamos fortalecer al sur turístico, supondrá debilitamiento del resto de la isla, empezando por su capital. Es necesario buscar un equilibrio insular que evite la mayor parte de los desplazamientos de los miles de trabajadores de toda la isla yendo y viniendo del sur cada día.
8.- Resulta muy llamativo que no se mencione el transporte de mercancías, tan necesario en la isla como el de las personas. Sin embargo, en alguna de las recreaciones presentadas públicamente y en el propio proyecto del tren podemos apreciar una tercera vía para tal fin.
9.- Si de lo que se trata es de desplazar a miles de personas de toda la isla hasta un punto geográfico concreto, durante las horas previas y posteriores al horario laboral establecido, en unas condiciones que eviten el trasiego innecesario, creo que el tren no es el sistema más adecuado para ello, existiendo otros de mucho menor costo e impacto y mayor eficacia. Si, como se afirma en el proyecto, el recorrido es de 85 kilómetros, para lo que es necesario emplear 42 minutos, eso supone una velocidad media de 120 km/h, es decir, lo mismo que una moderna guagua eléctrica de alta capacidad que además necesita menos energía para acelerar o frenar y aprovecha las infraestructuras ya existentes, sin obras ni expropiaciones.
10.- Sería bueno que el Consejero de Movilidad del Cabildo Insular de Tenerife se interrogue sobre los motivos por los que las autoridades Chinas han optado por las guaguas en lugar de trenes para su red principal de transporte e igualmente explicar muchas cuestiones, como su estrategia para imponer un tren de 2.200-2.600 millones de euros sin disponer de un documento básico indispensable como el Plan de Movilidad Insular; el motivo por el cual se obliga de por vida al 70% de la población de Tenerife a tener que trasladarse casi 200 kilómetros cada día para poder sobrevivir. También aclarar las múltiples contradicciones en la información que se está dando al público sobre el tren del sur. Un ejemplo de ello son los 67.000 pasajeros que está previsto que traslade el tren cada día. Si dividimos esa cantidad por las 24 horas, obtenemos casi 2.800 pasajeros/hora. Entonces, ¿cómo se explica que con 450 pasajeros por tren y una frecuencia de salida de 15 minutos, solo alcance los 1.800 pasajeros/hora, es decir, 43.000 cada día?.